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La mercadotecnia por su naturaleza siempre debe de estar atenta a las nuevas tendencias de mercado y a lo que pasa en la vida cotidiana de los consumidores, por lo que ahora con la pandemia del COVID-19 es momento de adaptarse a un nuevo comportamiento de los clientes al momento de adquirir un producto o servicio.

La crisis ocasionada por la emergencia sanitaria tuvo sus primeras consecuencias en los hábitos de compra de los consumidores; ellos estuvieron obligados a tomar decisiones basándose en los criterios de salud con el objetivo de protegerse de la enfermedad.

Durante las últimas semanas la llamada “nueva normalidad” se ha llevado a cabo por empresas, administraciones públicas y ciudadanos ansiosos de dar vuelta a la pagina a la crisis del coronavirus y recuperar algo de su vieja vida cotidiana.

Una de las herramientas que ayudarán a las empresas a manejar su presencia en el mercado durante esta situación serán las redes sociales ya que, como menciona la plataforma Audiense, estas colaborarán con cuatro puntos importantes:

  • Será la manera principal de comprender que es lo que quieren los consumidores y esperan de la marca tras la pandemia.
  • Ayudarán a que las empresas no acaben cayendo en lugares comunes y prejuicios.
  • Por causas de confinamiento, la única herramienta social serán las redes sociales, por lo que no tener una estrategia en ellas será un grave error.
  • Ayudarán a ver los cambios en el comportamiento y relaciones entre personas.

En cuanto al comercio electrónico, las estrategias deben ser más inteligentes que nunca. De igual manera, seguramente se desarrollarán aplicaciones de inteligencia artificial, apostar por el big data y personalizar al máximo los mensajes con el objetivo de que los pequeños comercios puedan hacer competencia con las empresas más grandes.

El impacto continuará incluso en sectores en los que hasta el momento se habían negado a la necesidad de ir a por lo digital. Un ejemplo de adaptación son los supermercados, que durante la cuarentena se dio la necesidad de trabajar más en su servicio de compra en línea, un método que por su alta demanda durante esta época las entregas a domicilio tardaban de 2 a 3 días después del encargo.

La pandemia ha demostrado a los consumidores que adquirir un producto o servicio en línea es una opción factible y de igual manera, también se demostró que se puede alcanzar una selección más amplia de productos y en ocasiones, en precios más bajos.